Dios no nos dio un Espíritu de conformismo

En muchas ocasiones, la vida nos presenta desafíos que parecen insuperables. Ante la adversidad, podemos sentir la tentación de rendirnos o conformarnos con lo que tenemos, aceptando lo que parece ser nuestra suerte.

Sin embargo, la Palabra de Dios nos recuerda que este no es el propósito divino para nuestras vidas. Dios no nos dio un espíritu de conformismo, sino un espíritu de valentía, superación y propósito.

El apóstol Pablo, en su carta a los Filipenses, nos da una visión clara de lo que significa vivir con la convicción de que Dios tiene algo más grande para nosotros. En Filipenses 3:13-14, Pablo escribe:

"Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: Olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." (Filipenses 3:13-14, RVR1960)

Pablo nos enseña que el camino cristiano no se trata de mirar atrás ni conformarse con lo que hemos logrado, sino de seguir avanzando, siempre buscando lo que Dios tiene preparado para nosotros.

Esta actitud de perseverancia y no conformismo es un llamado a buscar siempre más de Dios, a crecer y a superar las limitaciones.

En 2 Timoteo 1:7, el apóstol Pablo también nos recuerda que Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino uno de poder, amor y dominio propio:

"Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio." (2 Timoteo 1:7, RVR1960)

Este versículo es crucial, ya que nos muestra que el Espíritu Santo nos capacita para enfrentar los retos de la vida con valentía. No estamos llamados a vivir con miedo o conformarnos con lo que el mundo nos impone.

Al contrario, Dios nos ha dado el poder para enfrentarnos a las dificultades y superar los obstáculos, siempre confiando en Su guía y fortaleza.

En Romanos 12:2, el apóstol Pablo también exhorta a los creyentes a no amoldarse a este mundo ni a sus expectativas limitadas. En cambio, debemos renovar nuestra mente y buscar la voluntad perfecta de Dios para nuestras vidas:

"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." (Romanos 12:2, RVR1960)

La conformidad no es parte del plan de Dios. Él quiere que nuestra vida esté en constante transformación, buscando Su voluntad para vivir una vida plena, conforme a Su propósito.

La conformidad se basa en el temor, la pasividad y la resignación, mientras que la renovación de nuestra mente nos lleva a una vida de fe activa, donde cada paso que damos está alineado con la voluntad de Dios.

Además, en Mateo 17:20, Jesús nos asegura que, con fe, podemos mover montañas. Él nos anima a no limitarnos a las circunstancias que nos rodean, sino a confiar en que con Él todo es posible:

"Y les dijo: Por vuestra poca fe. Porque de cierto os digo que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible." (Mateo 17:20, RVR1960)

Este versículo es una llamada a no conformarnos con lo que parece ser una situación insuperable. Con fe, Dios nos permite ver más allá de los obstáculos y avanzar hacia las promesas que Él tiene para nosotros.

La fe nos da la visión para caminar con esperanza, sabiendo que Dios tiene el control.

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Finalmente, en Jeremías 29:11, Dios nos recuerda que Sus planes para nosotros son buenos, llenos de esperanza y un futuro próspero:

"Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis." (Jeremías 29:11, RVR1960)

Dios nos ha llamado a vivir una vida de propósito, no de conformidad. Su voluntad es que prosperemos, que avancemos, y que cumplamos con el propósito único que tiene para cada uno de nosotros.

Dios no nos ha llamado a ser conformistas, sino a vivir con valentía, a buscar Su voluntad y a avanzar hacia el futuro que Él ha preparado para nosotros. Nos ha dado el Espíritu Santo, no un espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio.

Así que, no te conformes con lo que es, sino busca lo que Dios tiene reservado para ti. ¡Recuerda que con Dios todo es posible!